Para nadie es un secreto que nuestro camarada Largo Caballero no molesta en el ministerio de Trabajo. Es peligroso porque es hombre que sabe adónde va. Es peligroso porque sigue su camino sin importarle para nada el ladrido de los perros que le salen al paso. Es peligroso porque aspira, no a terminar con la lucha de clases, sino a encauzarla, a hacerla más humana en beneficio de los patronos.
Sin embargo, ayer recibieron un buen refuerzo. Fué nada menos que el señor Sánchez Román, hombre ponderado y sereno quién perdió esa serenidad y esa ponderación para arremeter duramente contra nuestro compañero, a pretexto de los tan traídos y llevados Jurados Mixtos. Le acusó de ejecutar la legislación social con manifiesta parcialidad, en favor, claro está, de los obreros. Es lo de siempre. Lo de ayer, lo de hoy y lo de mañana. Todo el mundo es partidario de eso que llaman justicia social, que es el espantajo con que el capitalista encubre hipócritamente su voracidad; pero en cuanto hay alguien que quiere traducir a la realidad esa justicia social. ¡ah!, entonces llueven sobre él los ataques, las infamias.
Para esas gentes la legislación social está bien...en la "Gaceta". Lo que está rematadamente mal es que sea un socialista quien la aplique. Se resiente la economía nacional; se resiente la concordia que debe existir entre todas las clases sociales. En el fondo se quiere que el obrero siga viviendo bajo la condición de esclavo. Nada más.
¡Con cuánta razón decía Largo Caballero ayer: "Les molesta a los patronos que el obrero se pueda sentar a una mesa bajo la presidencia de otro señor y discutir como iguales patronos y obreros. . ¡Ah!, eso no lo resisten. Todavía la mentalidad de la clase patronal española no está en condiciones para tolerar eso. Han estado acostumbrados siempre a decir: "En mi casa mando yo, y como yo mando en mi casas, hago en mi casa lo que quiero y despido cuando me parece y recibo a quien me parece". ¡Exacto!.
Ya lo saben los obreros a quienes van enderazadas estas líneas y sobre todo a esos obreros que censuran y critican con armas que la burguesía les presta complacida. Ya lo saben esos obreros poco reflexivos, que, con censurable ligereza, se suman a los ataques contra el Ministro de Trabajo. Ellos son los que deben pensar si su conducta es la de un trabajador cuando torpemente se suman al cero de la burguesía descontenta y ellos son los que deben pensar si estarían dispuestos, si tendrían "redaños" para exigir a un ministro enemigo lo que censuran a un ministro amigo.
Claramente han expuesto su opinión unos y otros. ¿Legislación social? Toda la que queráis, responden, a condición ¿de qué? de que se aplique "imparcialmente". Ahora bien, añaden, un socialista no puede aplicar esas leyes con imparcialidad. ¿Quién puede, pues, ejecutar esas disposiciones sociales? ¿El patrono? ¿Sus servidores, los funcionarios? Esto equivaldría, señores míos, a convertir esa legislación en letra muerta, que es, sin duda alguna, de lo que se trata.
SIRIO
Herencia (Ciudad Real) finales de los años 50