sábado, 18 de junio de 2011

DEMOCRACIA 05-01-1934/JAÉN

BAGATELAS - EL 14 DE ABRIL NO SE REPETIRÁ JAMÁS.

   El pasado que vuelve. No hay duda. Son los mismos. Con las mismas caras. Con los mismos collares. Pero con más hiel, con más siniestros a propósitos. Son los mismos que sirvieron a Primo de Rivera, como viles asistentes. Son también los que en el declinar de la Dictadura de Primo se asociaron al general Saro para laurearle los...botones del uniforme.

   Alvarez Lara, Palanca, Marín Acuña, Palma, Balaña, López Obregón. Que no se os olviden estos nombres, trabajadores. Ha de llegar un día parejo al 14 de abril, parejo porque así como un día fuimos contra la monarquía y la derribamos, así en un próximo día echaremos abajo un régimen de indignidad y oprobio, de explotación y de tiranía, como es el régimen capitalista, que estos hombres que anotados quedan, tratan de apuntalar inútilmente.

   A todo lo vil y abyecto que resucita hay que añadir hoy la reaparición de "La Aldea Carca" y la furgurante resurrección, a la cabeza de un Comité "fascista", de los señores Balaña y Palma. ¡Quién nos había de decir que la tiranía socialista, la tan decantada tiranía marxista iba a terminar en Jaén en la reaparición de estas funestas personalidades!

   Ya tenemos fascistas conocidos en nuestra capital. Conocidos y responsables. Hombres bien situados en la vida, "polinóminos" pero no enchufistas, quieren defender con su vida sus pesetas, su dinero. Algunos de ellos tienen una doble personalidad. Son unitarios y separatistas, pero siempre conservadores de su dinero.

   Un Comité de Acción Popular nos devuelve, sanos y salvos después del naufragio,  a dos nuevos náufragos: Palma y Balaña. Balaña y Palma. Me complazco en repetir sus nombres para que nadie los olvide. Si ahora han salvado el pellejo y regresan alegres y pisando fuerte, que no olviden que un 14 de abril no se repetirá ni para ellos ni para los demás.


SIRIO.

DEMOCRACIA 02-01-1934/JAÉN

BAGATELAS - LA SOMBRIA FIGURA DEL SINIESTRO LOPEZ OBREGON

   Era el 15 de Diciembre de año de gracia de 1930. Hora, la de las ocho de la mañana. A esa hora la típica plaza de San Francisco estaba abarrotada de trabajadores. Al sonar la última de las ocho campanadas en el reloj de la Diputación, nadie se movió en la plaza. Había estallado la huelga general revolucionaria sin previo aviso. Ibamos a derrocar la monarquía.

   Quien estuviera a esa hora en la plaza y dirigiera sus miradas a uno de los ventanales, hubiera podido observar tras los cristales la palidez cadavérica de la faz de un hombre, en cuyos ojos se dibujaba el pánico, el miedo más fantástico que pueda caber en criatura humana. Lívido, desencajado, el gran López Obregón, el "terrible", gobernador de la Dictadura, el "zarista", tenía miedo, él que, en sus arrebatos de epileptoide, había tratado de sembrar el terror, con su persecución cruel y estúpida de pequeño esbirro de un régimen zarista.

   En aquella mañana, el gran López temió por su vida. Pero se salvó. Pasó el nubarrón. López Obregón se recluyó en Baeza. Vino la República y nadie se metió con él, aunque bien lo merecía. Como tantos otros, sin pudor y sin respeto al pasado y su pasado, el de López, bien siniestro era, acató el régimen. Todavía tenía miedo. Aún recordaba la mañana aquella del 15 de Diciembre de 1930, cuando temió por su vida...y la salvó.

   López Obregón "también" acató la República. La acató por miedo, porque lógicamente temía y López Obregón es cobarde. Mas la República no se acordó ni de López Obregón ni de los innumerables López Obregones que tiranizaron al pueblo a sueldo de un generalote de juerga, cabaret y borrachera. No se acordó de ellos y por no acordarse ahora purgamos los terribles errores cometidos. 

   Y ahora que ya no siente pavor, el siniestro López sale de su guarida y trata de erigirse en cacicón "cedista". Ahora está valiente. Ahora está bravo. Ahora ya no asoma su cara lívida tras los cristales, preguntanto anhelate y tembloroso: 

   "¿Qué es lo que quiere esa gente que no va a trabajar?"


SIRIO