sábado, 26 de febrero de 2011

DEMOCRACIA 03-01-1934/JAÉN

ANTE LA SITUACIÓN ¿HACÍA LA REVOLUCIÓN SOCIAL?

¿Es el criterio subjetivo el que ha de determinar el instante en el cual las fuerzas obreras se han de lanzar a la conquista de la fortaleza capitalista? De ninguna manera. No es la apreciación personal la que haya de determinar el momento de iniciación del ataque proletario. Si a este criterio nos atuviésemos o la revolución sería un fracaso o jamás iriamos al acto subersivo. No se puede decir: yo no creo que este sea el instante de desencadenar la revolución. Esto no es marxista. Por tanto, es inadmisible en un marxista interpretar la realidad desde un punto de vista personal, subjetivo.

El problema es de interpretación realista de las condiciones políticas, sociales y económicas en que se halla el país y en vista de esa apreciación "objetiva" determinar si es llegada la "oportunidad". Marxismo es oportunismo. Y eso es lo que yo pretendo plantear hoy bajo esta pregunta ¿Las condiciones sociales, políticas y económicas de España son favorables a una acción revolucionaria del proletariado? Y esta otra: ¿Es llegada la oportunidad de desencadenar la revolución social?

La situación social y política es de una diafanidad que no da lugar a la menor sombra de duda. Se derrocó a la monarquía. Advino la República. Sólo la clase media,  y no toda, y el proletariado ayudaron al derrumbamiento del viejo y caduco régimen. Hostiles a ella, a la República, fueron las tres fuerzas retardatarias del país, a saber: el  militarismo parasitario, el clericalismo senil y el bandolerismo burgués agrario. Poco tiempo después estas fuerzas comprenden  que su táctica de hostilidad brutal al nuevo régimen, es ineficaz y contraproducente. A la ofensiva abierta, a la lucha sin cuartel, sustituye la penetración, la infiltración solapada, jesuítica, y en este momento estamos.

Durante dos años y medio España ha realizado una experiencia democrática, que ha fracasado. La experiencia para nosotros, los socialistas, riquísima en enseñanzas. Dentro ya del régimen el capitalismo, éste se disfraza de demócrata, para, en el momento propicio arranque los harapos que encubren su verdadera naturaleza fascista. Toda la marcha de la contrarrevolución tiene una finalidad: aniquilar a la clase obrera, como fuerza política y como fuerza sindical. Para evitar el ataque no le queda al proletariado otro medio que el de la insurreción.

Enrique Esbrí Fernández

Burgos - 1933

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